Odio profundamente
a Albert Einstein
porque me enseñó
que existían
universos paralelos
pero nunca me dijo
cómo entrar en ellos
Sería tan fácil
un universo
en el cual la
materia
no se fuese descomponiendo
y el dolor no fuera
el preámbulo de la muerte
O un universo
en el cual se librara la
guerra
con ataques
repentinos
de abrazos y besos
de nostalgias y sueños
Un universo en el cual
pudiera el amor
gritar en libertad
cada segundo
de su efímera vida
sin que la pesadez
del pasado
fuera una frontera
para alcanzar los sueños
Einstein nunca me dijo
cómo ingresar
a esos mundos soñados
cómo saltar
de un universo a otro
viviendo
hasta la última gota de
vida
siendo a cada instante
artífice de una existencia
sin barreras
con la posibilidad de
cambiar el rumbo
cada vez que la angustia
se tornase ceniza
en la claridad del día
Einstein me enseñó
que había una manera de
vivir
en diversos mundos
todas las posibilidades
del espacio y del tiempo
pero no tuvo la
delicadeza
de indicarme el camino
y me dejó con ese sabor
amargo
de saber que las cosas
existen
pero que no sé
cómo llegar a ellas
Odio profundamente
a Albert Einstein.
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