viernes, 9 de septiembre de 2016

CARTAS A LA NADA 15

El camino se prolonga al infinito y los hombres van, paso a paso, tratando de encontrar el final. No se sabe dónde empieza ni dónde termina. En cualquier paso los hombres lo toman, se suben a su orilla y, a partir de ese momento, se convierten en autómatas. Sólo escuchan una voz que les dice: Adelante. Adelante. Y los hombres caminan perdido en los sueños, con la conciencia ensombrecida, con el vacío entre las manos.

Los hombres perdieron el rumbo el día que olvidaron que son materia, tiempo, espacio y conciencia cósmica. Los hombres se alucinaron de imposibles, doblegaron su espíritu tras tanto trasegar por el camino que lleva a la nada, persiguiendo sueños absurdos y ambiciones vanas. 

Es tan triste verlos, caminando como autómatas hacia los reinos del olvido. Perdidos, oscurecidos, abandonados a su propia suerte porque no fueron capaces de programar sus sueños en este mundo en el cual la materia domina por encima del universo, en este mundo al cual vinieron a cumplir el castigo por haber olvidado que habitaban el infinito.

quisiera encontrar el final del camino para no tener que seguir viendo al hombre perdido. De pronto despierto y me doy cuenta que, al igual que ellos, yo camino el mismo camino, que estoy tal vez más profundamente perdido porque ellos viven la vida en la mitad de un sueño y yo, inmisericordemente, camino despierto el camino, tal vez por eso soy el único que busca el sentido de la vida en un agujero sideral que consume imposibles, tal vez por ello soy un poseso de sueños, un alucinante ser que ve lo que los otros seres humanos jamás podrán observar; tal vez porque soy el despierto infinito en un mar de incertidumbres, en un universo de ecos, en la inexistencia que somos quienes abandonamos el cuerpo buscando la nada.

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