I
He sido testigo de la luz
del color
de la alegría
de la cara inquieta de la luna
que oculta sus amores al sol
padre anhelante del día
He visto las nubes
los lagos
los pájaros
y el gran rey de las hormigas
y he visto en sueños
a todas las armas
en frutas convertidas.
II
He sido testigo
de todo y de nada
de la vida y del sueño
de la noche y la mañana
y al morirme seguirá la vida
a pesar que me reintegraré
en pensamiento
al cosmos profundo
que los humanos confunden
con un ser divino
Nada quedará detenido
incluso mi carne
tornará a ser carne
de otro poeta
o de un árbol cualquiera
carne inmortal
siempre materia
La muerte
es tan sólo
el retorno infinito
a la luz de la conciencia.
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