El hombre camina en silencio buscando las sombras de las generaciones
pasadas, desde el pitecántropus que habitaba la selva hasta el primer
homo sapiens que pulimentó herramientas. Se pregunta desconcertado ¿Cuál
es el designio de la vida sobre el planeta tierra? ¿Cuál es la razón de
la vida misma que parece absurda cuando se le mira con ojos ajenos a
dioses atemorizantes o a evoluciones equivocadas?
El hombre
camina en silencio tratando de entender lo que no le importa comprender,
solo gastando el tiempo mientras se agotan sus pasos sobre la
superficie planetaria. Busca una explicación en medio de la guerra, en
medio del odio, en medio de los bosques que le cubren, en medio de los
sueños que construyen su vacío inmenso, un vacío inmenso más grande que
los pesadillas que, a veces, habitan el corazón de los niños.
El
hombre camina en silencio preguntándose por el poder de los dioses,
delegado a los hombres como una disculpa para subyugarlos y aplastarlos
como hormigas y convertirlos en esclavos, con los cuales construir
sueños absurdos que no logran sobrevivir más allá de los recuerdos y que
son olvidados por las aguas que todo lo inundan, por los vientos que
arrasan las arenas del desierto.
El hombre camina en silencio
riendo como loco por los supuestos triunfos de la humanidad sobre sí
misma, por los ecos de las voces que se acallaron por temor a ser
devoradas por las fauces del silencio, por las sombras que se ocultan
una detrás de la otra intentando ser ignoradas por la luz que las busca
con asombro, por los vientos que todo lo desordenan como si temiese un
poco a la rigidez del tiempo.
El hombre camina en silencio
comprendiendo que jamás existió, que solo fue la creación inútil de dos
niños llamados dios y el diablo que juegan a crear universos para evitar
el tedio que invade sus vidas, sus pobres vidas de seres galácticos,
sus absurdas vidas que se distienden a medida que se expande el
universo, sus inútiles vidas cubiertas de polvo de estrellas, sin más
sentido que ser la salvación de los hombres que morirían de ignorancia y
de locura si supieran que los dioses no existen, que están solos en la
inmensidad del universo y que la vida un día se volverá oscuridad y todo
todo volverá al silencio.
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