viernes, 10 de junio de 2016

LA TARDE DE UNA MÁSCARA




EL PAYASO
Estoy triste como la tarde en que murieron los niños, se me alarga el maquillaje más allá de la verdad de mi oficio;  De nada me sirven los zapatos gigantescos ni la nariz colorada ¿Qué haré para vivir sin la sonrisa de los niños?

LA MUJER
¿Qué hiena parió el espíritu siniestro de estos tiempos? ¿En qué vientre se engendró tanta maldad? Estoy triste como la tarde en que murieron los niños.

Ya soy vieja para dar a luz siquiera un sueño y es larga la vida sin niños en todos los rincones ¿Qué demonio verde juzgará la sangre que dio a la vida tanta muerte?

EL PAYASO
Yo cantaba para ellos cuando fueron cayendo como ramitas de primavera bajo el peso de una tormenta repentina, sus caritas se pusieron pálidas y de sus bracitos se fueron marchando el movimiento y la alegría; se fueron muriendo, se fueron muriendo los niños y es que no les bastaban mis canciones y mis muecas, necesitaban comida, se murieron por que los niños no comen historias tontas que es lo único que puede darle un payaso torpe como yo.

LA MUJER
Yo arañe la tierra, yo grite a los ecos, yo trate de convertirme en pan y en piedra me convirtió la vida y sufrí su angustia, su hambre, su muerte de cada día ¿Qué vientre maldito engendró la vida? ¿Qué dios cojo danza frenético ante el cadáver frío de los niños muertos aquella tarde triste, cuando reías para calmar el llanto que llamaba a la muerte?

EL PAYASO
¿Quién? ¿Por qué? ¿Para qué se nos dio la vida? ¿Para ver como se fuga en el llanto de los niños? ¿Quién engendró la sangre? ¿Quién despertó la bestia?

¿Será necesario entregar también nosotros hasta la última gota de sangre al vientre sediento del dueño de todo? ¿Será mejor buscar la muerte en la mano suave de un cuchillo amigo? ¿Será mejor buscar venganza en la mano suave de un cuchillo amigo? ¿Será mejor buscar el sueño en la mano suave de un cuchillo amigo?

LA MUJER
¡No lo sé!
¡No lo sé!  Nada queda. Muertos ya los hijos que engendraron tu máscara y mi soledad, voy tras el viento buscando en algún eco una razón para comprender el acto de la vida, voy por todos los lugares llevando conmigo la locura, el último reducto que jamás podrán hollarme.

EL PAYASO
Estoy triste como la tarde triste en que murieron los niños,  como la tarde triste que se fugó la loca tras el eco de los imposibles y ya de nada me sirve el hecho absurdo de habitar la vida, siento que más allá, en algún lugar bajo no sé qué forma de materia, hay oculto un ser extraño que me llama y que promete con sus voces explicarme qué es lo que pasa y voy a él porque creo merecer al final del camino el motivo de la vida, el motivo de la muerte, el motivo que me obliga siempre a ponerme la máscara.

Quisiera saber también si alguna vez veré de nuevo a la loca que busca los imposibles y a los niños muertos aquella tarde ya lejana y distante como un sueño absurdo o como un pesadilla tomada de prestado.

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