Hay algunas cosas
que no olvido
la primera mujer
que contemplé desnuda
en aquellos primeros años
cuando apenas empezaba
a descubrir el mundo
Unas canicas que sembré
bajo un árbol de flores pálidas
que adornaba la casa de la abuela
para aquel entonces tenía la ilusión
de ser el dueño absoluto
de un árbol enorme
lleno de bolitas de colores
Las tardes enteras
caminando hacia cualquier lugar
que no fuese la escuela
donde me esperaba el maestro
con sus números amenazantes
y sus cadenas de palabras
Era un viejito hermoso
este maestro que casi nunca visitaba
pretendía hacernos conocer el mundo
en sus mapas de colores
y tenía un violín
y una vara de castigos
y sabía de memoria
la fecha de nacimiento
y muerte
de todos los héroes de la patria
Hay algunas cosas
que no olvido
de aquellos primeros años
cuando el amor
aun no me había herido
ni sabía
de la ambición de los hombres
ni del motivo secreto
de cada guerra
Eran los días
del viento jugando travieso
de las rodillas raspadas
y de dos o tres dientes de menos
Hay algunas cosas
que no olvido
de aquellos primeros años
cuando pensaba que el mundo acababa
cuatro cuadras más allá
de las montañas cercanas a casa
y que era mentira
todo lo que decían
el maestro
y los mapas.
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