Todo hubiera querido
menos comprar tu sonrisa
pequeña niña que soñabas
con un mundo de falsa alegría
Quise regalarte una mañana
pero tú soñabas
que un día cualquiera
llegaría hasta ti
un hombre
muy especial
muy elegante
con mucho dinero
y con un encanto
que te haría temblar
tú saldrías a recibirlo
alegre
corriendo
y él te abrigaría
como a un trofeo
entre sus brazos
y su pecho
Yo
poco te importaba
sólo era el poeta tonto
que regalaba mañanas
y que se detenía
a ponerle nombre
a todas las cosas
a los ecos
a los sueños
a los vientos
y que tenía escondido
un secreto
debajo de una piedra
La vida nos volvió viejos
de aquellos niños
sólo quedan silencios
No sé si un día vino a ti
tu príncipe encantado
no lo sé ni quiero saberlo
me bastan la mañana
el viento
y los secretos
me basta con tenerte
grabado en el recuerdo.
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