Se marchó la tarde
cansada de soñar paisajes
cansada de imaginar barcos piratas
donde descargar el tesoro robado
a la retina de los hombres
De repente
un niño enfermó
del mal de siempre
en tanto todos mirábamos de soslayo
la sombra al fin unida
a la magnitud del cuerpo
Pasaba feliz el policía
satisfecho del deber cumplido
y del orden conservado
pasaban también las muchachas
vestidas de quince años
y una mochila llena de sueños
pasaban a su lado
el vendedor de periódicos
con las últimas noticias frescas
y tres o cuatro señores de esos
que ya no conservan ni la esperanza
Se marchó la tarde
cansada de soñar paisajes
tal vez a llorar tras las montañas
su complicidad con los hombres
su silencio igual al de todos
y el recuerdo del niño muerto
a causa del mal de siempre
ese mal llamado
abandono y olvido
ese mal llamado
ambición infinita
de la bestia humana.
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