La vida no es una línea recta, si lo fuera sería sencillo vivir, bastaba montarse en un punto ignorado de todo y recorrer la eternidad en una sola dirección, saltando alegremente de punto en punto, sin que haya nunca una ruptura en la continuidad del tiempo.
Tienes que arriesgarte, ponerte el vestido de aventura con el cual vinimos a la vida y lanzarte al vacío en busca de otros espacios que puedan llenar tu vida de sueños y te muestren mil paisajes que, de otra manera, no hubieras conocido.
No viniste a la vida sola, llegaste a este planeta buscando encontrarme cansada de saber que hace tanto tiempo nos habíamos separado, en un salto trascendente, por vivir el viaje eterno que emprendimos desde siempre.
Vine antes que tú a este planeta, vine a estar contigo, a acompañarte cada vez que debas emprender un nuevo camino, a cuidarte en mi alma cuando estés cansada de recorrer los segundos en este tiempo infinito.
La vida no es una línea recta. Debes lanzarte a vivir cada segundo esperando encontrar la razón de todo, más allá de los temores que nos siembra en el alma el no saber hacia dónde vamos.
Sería monótona y triste la vida sin esos pequeños instantes en los cuales caminamos hacia lo desconocido, seríamos eternamente los mismos, no habría una razón para buscar los sueños si no arriesgáramos saltar hacia lo desconocido.
Lánzate a la vida que yo te estaré esperando para darte un abrazo y llenarte los días de una dulce alegría o para sujetarte contra mi pecho si acaso tienes que llorar el haber tomado un camino que no te llevó al paraíso que habías soñado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario